Una noche interminable fue la que se vivió el domingo 18 de febrero en el Auditorio San Pedro durante el concierto “Homenaje a Puccini”, a cargo de “La Super” bajo la dirección de Abdiel Vázquez, acompañado de la solista invitada Ailyn Pérez.
La heroína
La solista Ailyn Pérez, quien tiene una trayectoria artística en el extranjero, quedó a deber en esta su primera visita a México. Si bien no se pone en duda la gran potencia y proyección de su voz, la soprano lírica no tuvo el desenvolvimiento musical que se hubiera esperado de alguien con semejante trayectoria. Consiguió demostrar su gran nivel técnico, como el rango de matices el cual mostró particularmente en el aria “Chi il bel sogno di Doretta” de la ópera La Rondine. Igualmente demostró una voz bastante trabajada, una voz a la que le quedó demasiado chico el auditorio y la orquesta, y una facilidad que hasta pareció un juego técnico al interpretar las arias de esa noche.
A pesar de la gran demostración técnica, hay que mencionar que cantó arias en donde debió representar roles distintos y durante la noche sólo se pudo escuchar a Ailyn Pérez. Entre los roles se encontraron Manon y Magda, mujeres cortesanas, y la hermana Angélica, una monja en un convento, personajes que no se lograron ver durante la gala. Es cierto que Pérez tuvo varios cambios de vestido, los cuales no sirvieron para darle vida a los tantos roles que debió interpretar.
Uno de los tropiezos que manchó el estreno de Pérez en México fue el haber leído el aria “Senza mamma” de la ópera Suor Angelica. Es inaceptable que una cantante de su nivel, con la trayectoria que tiene, no sea capaz de aprenderse todo el repertorio, incluso en esta aria Pérez utilizó más elementos actorales casi como para compensar el no haberse aprendido la música.
El villano
El “director” de la orquesta, Abdiel Vázquez se lleva el título del villano en esta ocasión. Vázquez mostró una incompetencia para dirigir una orquesta y para acompañar a una cantante del nivel de Ailyn Pérez. Vázquez, a pesar de aparentar conocer la partitura ya que tuvo la audacia de dirigir sin ella, se notó nervioso al dirigir la orquesta. Su nerviosismo dejó en evidencia su carencia de preparación como director de orquesta; demostrando su falta de técnica de batuta haciendo gestos innecesarios a la orquesta, en las pocas ocasiones que hacía contacto visual con la misma, ya que se concentró en voltear a ver a la solista, mostrando su inexperiencia dirigiendo ópera.
No sólo se vio la inexperiencia trabajando con ópera, sino que se notó la falta de preparación para trabajar con un ensamble de este tipo, al dejar pasar problemas de balance entre las diferentes secciones, así como problemas de afinación los cuales se hicieron presentes durante el concierto. Esto inició desde los primeros acordes de la orquesta donde se pudieron escuchar las desafinaciones entre la sección de cuerdas y la sección de maderas. Estos detalles son los que se debieron trabajar durante la semana en los ensayos, algo que cualquier director debería ser capaz de identificar y trabajar.
Los temas de balance se pudieron apreciar más cuando la orquesta acompañaba a la solista, ya que Pérez estaba muy por encima en volumen que la orquesta. Tanto fue la falta de acompañamiento de la orquesta, que la música terminaba sonando como música de fondo en una cafetería.
Hubo también solos dentro de los miembros de la orquesta que quedaron a deber, ya que algunos de estos no tuvieron la proyección de sonido que la música demandaba, así como poner en evidencia la inexperiencia de los mismos músicos de la orquesta mostrándose nerviosos al tocar los solos, los cuales estuvieron desafinados y faltos de idea musical.
Es inaceptable como la ciudad acepta a cualquier figura política, como Vázquez, como encargado de presentar una experiencia musical, si el mismo no tiene la capacidad ni las herramientas de hacer el trabajo. El público de la ciudad, y la misma orquesta, merece un director de orquesta preparado, no una figura política que se vaya a cenar con las figuras del mismo Patronato de la ESMDM para conseguir ese puesto. Esto es algo verdaderamente desafortunado y representa un cáncer para la cultura en el estado.
El fantasma
En esta ocasión quién pasó desapercibida fue la orquesta, la cual se percibió como música de fondo de elevador comparado con la proyección de la solista; incluso hubo momentos donde la música, e incluso la solista, exigieron más intensidad de la orquesta, y Vázquez en lugar de permitir que esa intensidad se reflejara, les pidió a los músicos menos volumen afectando la intensidad y flujo de la música. El escenario del Auditorio San Pedro parece no favorecerle a la “Super orquesta” ya que el acomodo de esta favorece a la sección de cuerdas, pero sacrificando los colores de los instrumentos de aliento quienes pasaron desapercibidos durante gran parte del concierto.
La fea
La parte de la producción a cargo del Patronato de la ESMDM fue el ridículo en esta velada. Las personas encargadas de esta producción decidieron darle más importancia a la parte visual, que a la parte musical. Entre las secciones de cuerda y de alientos, la producción decidió colocar unos marcos decorativos con flores colgando, que cambiaban de color con la iluminación a lo largo del concierto; este espacio pudo haber sido mejor utilizado para reacomodar de una manera inteligente a la orquesta, para que todas sus secciones se escucharan y se presentara un mejor producto musical.
No solo la parte musical fue la que sufrió, en la parte visual se optó por tener una luz tenue en todo el escenario, a excepción de donde estaba el director quién fue el único en el escenario con un reflector. Esta luz tenue durante todo el concierto llegó a ser cansado a la vista, haciendo la experiencia aún más tediosa. La iluminación igualmente le quitó importancia a la orquesta, quienes no se alcanzaban a ver, y además tuvieron que recurrir a lámparas en los atriles para poder ver sus partituras; pareciera como si se hubieran olvidado de que el concierto era de La “Super” Orquesta con una soprano de solista, en lugar de haber sido concierto de Vázquez con solista.
Algo donde la producción tuvo un acierto, y a medias, fue en la proyección que hubo al fondo, en donde se proyectaron animaciones e imágenes alusivas a cada aria que se presentó. Igualmente, se proyectaron las traducciones de las arias que se cantaron, las cuales fueron cantadas en italiano; sin embargo, hubo momentos donde el fondo de la proyección y las letras de la traducción eran de colores muy similares haciendo imposible el poder leerlas.
El mal tercio
Quien salió sobrando en este concierto fue la participación del México Opera Studio. Uno puede entender que la solista necesitara descansos entre sus participaciones, pero estos pudieron haber sido a cargo de la orquesta como ocurrió con el Intermezzo de Manon Lescaut. Los alumnos del MOS se mostraron con un nivel muy por debajo del de Ailyn Pérez, y a pesar de sumarle la parte actoral a sus números, estos terminaron por distraer la música al verse exagerados para una versión de concierto.
Es cierto que es algo positivo que Pérez busque apoyar a las nuevas generaciones de cantantes, pero llegó a un punto de verse como un movimiento político, lo cual ha sido la imagen de Pérez en los últimos años, queriendo colgarse del apoyo a los hispanos y sobre todo a las mujeres hispanas en el mundo de la ópera como lo ha dejado ver en innumerables entrevistas y ruedas de prensa.
La sopa de coditos
Desafortunadamente en esta sección entra el Patronato de la ESMDM, quienes se vieron afectados por la avaricia y el hambre de dinero sin importar de qué manera lo conseguían. Este comentario es hasta cierto punto extra musical, ya que el Patronato de la ESMDM decidió vender cortesías a los mismos integrantes de la misma orquesta, miembros que dejan todo su trabajo en el escenario y el Patronato no es capaz si quiera de regalarles las cortesías que el Patronato mismo recibe sin costo alguno. La pregunta en este caso sería ¿Qué tan ético es vender cortesías? Y más aún, ¿Qué tan ético es venderles las cortesías a los mismos músicos de la orquesta?
No les es suficiente que los boletos tenían costos exagerados para el espectáculo que fue, el cual duró tan solo 90 minutos de música, considerando que inició 18 minutos tarde y se tomaron la libertad de dar más de 20 minutos de intermedio, sin contar el tiempo muerto entre las arias. Es cierto que la solista terminó cantando tres encores, lo cual se vio más como queriendo abusar del tiempo de los músicos de la orquesta al utilizarlos como karaoke “hasta que el cuerpo aguante”.
El comentario
Da gusto que haya muestras artísticas en la ciudad, sin embargo, es desafortunado que teniendo los recursos para hacer algo de un gran nivel se presente un espectáculo de tan mala calidad. La ciudad tiene hambre por eventos musicales de calidad, música que en realidad inspire, no solamente de eventos donde pongan un poster en el lobby para hacerlo ‘instagrameable’, algo que pueden encontrar en cualquier bar de la ciudad. Se espera que los conciertos que quedan de la temporada mejoren en calidad, a pesar de ser el mismo recinto, orquesta, y desafortunadamente el mismo director y producción.