Recomendada: Dead Ringers (1988)

Contexto

Una película difícil de resumir, difícil de justificar, y sin embargo, sumamente entrañable y recomendable, Dead Ringers, o “Inseparables” es un filme que no corresponde al horror y se describe mejor como “perturbador.”

La trama gira en torno a Elliott y Beverley Mantle, unos gemelos ginecólogos que comparten todos los aspectos de su vida; su trabajo y vocación, su vivienda, su guardarropa y sus parejas. Lo que hace uno lo hace el otro, y además de sus intereses médicos, desde pequeños comparten rasgos que denotan un tipo de sexualidad ambigua o marginal.

Al inicio de la película, en un pequeño flashback hacia su infancia, recorremos una escena en la que Elliot le explica a Beverley que los peces se fertilizan a través del agua. A Beverley le emociona una idea de “tener sexo sin tener que tocarse.” Como resultado de esta idea, los gemelos Mantle, quienes aparentan diez o doce años de edad, invitan a una vecina a participar en un experimento médico: “¿Quieres tener sexo con nosotros en la bañera? Es un experimento.”

Elliott cuidando a Beverley. (https://s3.amazonaws.com/criterion-production/editorial_content_posts/hero/5849-/wB0QpiBQ3eLl7LG1aqD8mGSMPsR5vT_large.jpg)

Sexualidad “alienígena”

La reacción consternada de su vecina refleja lo que será la sexualidad de Elliot y Beverley en su adultez; un asunto confuso. Exitosos desde su período como estudiantes, ambos dirigen una clínica especializada en fertilidad muy famosa en su región. Además de compartir pacientes, departamento, y lugar de trabajo, parte de la rutina existencial de los gemelos Mantle es una secuencia en la que el carismático Elliott consigue parejas para después compartirlas o “cederlas” al introvertido y retraído Beverley.

Durante una consulta de rutina, una actriz famosa -dentro del filme- Claire Neveau, acude con Elliott por un problema de fertilidad; se descubre que tiene tres cuellos uterinos, una anomalía sumamente rara y que la vuelve definitivamente infertil. Devastada por la noticia, la actriz decide que nunca será una mujer, que siempre será una niña, incapaz de crear descendencia.

En medio de esta vulnerabilidad Elliott se acuesta con ella, la considera “muy aburrida” y se la “deja a cargo” a su hermano. Beverley personifica a Elliott sin que Claire lo sepa, sin embargo, ella no tarda en percatarse de que está acostándose con dos personas distintas; en su mente hay un solo doctor Mantle pero actúa como dos personas. Cuando descubre que se ha estado acostando con gemelos su reacción es de asco y repugnancia y decide cortar todo contacto con ellos.

Para Elliott parece ser “una más” y está listo para seguir con su vida, pero para su hermano las consecuencias son devastadoras; por primera vez enamorado, Beverley vocifera que “quiere tener algo para sí mismo” y cae en una depresión y abuso de drogas. Inevitablemente su debacle menta se refleja en su práctica médica; alguna vez famoso por desarrollar un retractor ginecológico, en un estado mental aturdido Beverley inventa una serie de “aparatos ginecológicos para operar mujeres mutantes”, aludiendo al triple cérvix de Claire. Cuando estos instrumentos llegan a ser vistos por el personal administrativo de la clínica y son usados en una cirugía real, los gemelos caen en riesgo de perder a sus mecenas y su práctica médica.

Aparatos ginecológicos para operar a mujeres mutantes. (Recuperado de: https://i0.wp.com/thetwingeeks.com/wp-content/uploads/2020/06/deadringers7.jpg?fit=1366%2C768&ssl=1)

Los gemelos siameses; una sola criatura

Por primera vez vemos a un Elliott preocupado y perdiendo su tradicional temple. Recita unos versos de “los gemelos siameses” en los que deja ver que para él, aunque sean dos seres distintos, los dos son una sola persona, si uno cae, los dos caen, como dos siameses que dependen uno del otro para sobrevivir.

Al ver la caída de su hermano decide encargárse de rehabilitarlo, sin importar las consecuencias; en un acto de mimésis inversa, Elliot debe tomar “uppers” para evitar que Bev abuse de “downers”; los gemelos se unen en la enfermedad y caen juntos en una espiral de drogas y depresión; pierden sus patrocinios y su investigación, pierden a sus pacients y también a su clínica, que se convierte en su vivienda. Durante esta caída llega un momento que es difícil distinguir a uno del otro, en un gran trabajo de Jeremy Irons -quien tres años después ganó el Oscar por otra película pero aún así agradeció a David Cronenberg.

En medio de un estado de sedación y confusión, actuando con base en un sueño perturbador en el que “se debe separar a los siameses”, Beverley usa sus instrumentos ginecológicos para, en esencia, asesinar a su hermano, quien de cierta forma parece disfrutar el procedimiento. Al final de la película, los gemelos Mantle mueren en su clínica; uno asesinado por el otro, y el segundo, no lo sabemos claramente.

El Quirófano en Dead Ringers. (Recuperado de: https://anthonyjburke.files.wordpress.com/2017/08/img_20170723_243446890-e1501633339739.jpg)

Conclusiones

Excelentes actuaciones y una trama única son dos formas de describir este filme. Sin embargo va mucho más allá de su historia; el uso del color en momentos cruciales de la trama -en especial durante las escenas en el quirófano-, la fluidez de las tomas con los gemelos a pesar de las limitaciones de edición de la época, y ese tinte de incomodidad que genera Cronenberg en sus audiencias son rasgos claves en esta película. El director canadiense busca explorar distintas formas de sexualidad en sus películas, más nunca se limita a delimitarlas o ponerles un nombre; la relación de Elliot y Beverley es una de muchas “sexualidades alienígenas” (usando palabras del director) que encontramos en los filmes de Cronenberg; desde los “zombies sexuales” de Shivers obsesionados con la carne por sí misma, hasta la sexualidad interespecies de La Mosca con el famoso nacimiento de un feto-mosca-humanoide, el amor por un personaje más no por la persona en sí de M. Butterfly, o la parafilia patológica hacia los accidentes automovilísticos en Crash. Estas películas confrontan a su público con ideas ajenas que a fin de cuentas existen de alguna forma en el inconsciente y por lo mismo desatan una reacción. Cronenberg es abierto respecto a la influencia que tiene Freud sobre su percepción de la psique y en especial la sexualidad, y traslada ese interés a exploraciones cinematográficas que siempre nos garantizarán momentos incómodos a los espectadores, que generarán reacciones diversas, desde gente saliendo de la sala hasta fanáticos ovacionando de pie al final de la función.

No es un clásico familiar ni atraerá a todas las audiencias, pero para este bloggero Dead Ringers es una película totalmente recomendada. Más allá de gustos, es algo muy distinto a lo que actualmente encontramos en los cines y es una gran oportunidad de experimentar un filme de los 80s en la gran pantalla.

Puedes encontrar funciones y horarios aquí.

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